martes, 8 de marzo de 2011

visita diferente 17-03-11

La vie ne pas en rose
El día del festejo de la Unittà dell´italia , nos despertamos bastante tarde y la verdad después del festejo la noche anterior,  no daba para madrugar.
 El jueves 17  San Vito se despobló, 5 de los chicos tenían pasaje para Sicilia y a la siesta partieron al aeropuerto así que solo quedamos Andrés, Hernán y yo.
Pese a que podíamos hacer varias cosas, decidimos un destino que nos dio un toque semanal diferente, un momento de meditación profunda, de reflexión, de historia e inquietud, y de bronca  e impunidad extrema.
Fuimos a un lugar muy particular de Trieste, esos que justamente nos cantan al oído cual susurro…la vida no es color de rosa.
 La Risiera di San Sabba  (del italiano, la arrocería de San Sabba) se considera el único campo de concentración nazi ubicado en el Reino de Italia..

 



Un pedazo crueldad histórica logró que el corazón se estremeciera al evidenciar que la naturaleza humana no tiene límites para perseguir objetivos y por más brutal que sea el camino, no medir consecuencias con tal del cumplirlos; algo que “secon da me” (creo), algunos no estamos capacitados para entender…
 Entristece leer las cartas que estaban en el museo y pisar el lugar, donde sabemos, el exterminio nazi marcó un hito, con un sello de miedo, en la memoria colectiva. Saber que el hambre las enfermedades y por supuesto la muerte fueron las anfitrionas de los campos de concentración es escalofriante.


 

 Llegamos a la risiera luego de pasear por el centro, in Piazza Unittà y tomar el 10 que nos dejó justo en la puerta de éste lugar.
Al bajar del bondi y entrar al museo casi como para aparentar menos horror manteníamos un poco de humor diciendo cosas absurdas y chistes morbosos que en cierta forma nos daban un respiro que de por si no te da, el conocer lo sucedido.
Recorrimos un pasillo, y casi inmediatamente a la izquierda apareció un galpón tenebroso y oscuro con un cartel que decía “cella della morte” (celda de la muerte)
Las paredes estaban rotas y con feo olor, los pisos parecía que contaban las historias de pisadas de hace más de 60 años y dejaban en el aire, un fúnebre pesar
El silencio se apoderó completamente de nosotros cuando entramos en otro galpón con un cartel que sólo decía
"Celle” (celdas), pero verdaderamente allí pudimos sentir la muerte, saber que al anuncio del fusilamiento o la cámara de gas estaban a la orden del día y ver las recámaras ínfimas para que duerman los detenidos, que podríamos decir con lamento; eran de los más afortunados, nos recordaron que tan vulnerables somos los seres humanos.



Parecía que en la puerta de cada “habitáculo” esperaba  la parca con un manto oscuro, acá pueden observar en foto lo que les cuento sobre el lugar, pero la piel de gallina sólo se siente al mirar esto en vivo y directo, el ensañamiento feroz, el dolor reflejado en los libros y en nuestra memoria, las imágenes desnutridas y pálidas de los presos.
Que tremenda tristeza, pero que realidad que debemos conocer, sin embargo muchas veces preferimos hacer como que nunca pasó, es muy fuerte o? ver las fotos y algunas cartas de despedida fueron devastadoras , pero creo que a buen entendedor…pocas palabras aquí van algunas imágenes del museo que recorrimos más tarde



 

  
 Traducción de una carta de un sloveno a su familia instantes antes de su fusilación:

Querida mamá:
Te comunico que hoy me han llamado para fusilarme.Adiós para siempre
Querida mamá Adiós
Querida hermana Adiós
Querido papá Adiós



Muerte al fascismo! Libertad al pueblo!