Cuando el viento se encarga de remover las viejas hojas que quedan aferradas a los árboles después del otoño, ya nada queda por hacer... sólo observar las ramas peladas y salir a buscar una bufanda y una campera. El invierno acecha.
Sin embargo, el salto de estación revuela también los sentidos... uno vuelve a pensar y a mirar por la ventana , en éste caso de mi pieza, como año tras año se visten y desvisten los árboles de increíbles hojas, hasta que llega un momento que de tanto verdor ya no se puede descubrir la palmera que estaba detrás de uno de ellos, y que en invierno la contemplo a la perfección.
Ahora aparece en escena : Hugo, quien convencido que la vida lo colmó de talentos salió empujando desde niño a los de la fila de adelante, yendo con certeza pero sin saber donde, a demostrar al mundo todo lo que tenía. pero... que tenía?
al fin y al cabo su pasaje por ésta vida no parece ser distinto a otros... hoy tiene más de 25 menos de 40 y puede observar con un dejo de amargura y otro de incertidumbre que ésos talentos que el tiene sólo se los mostró a los 5 gatos locos de su familia y algún que otro escenario de la vida.
Pero algo había .. algo hay en esa búsqueda incesante que le dice que aún no acabó, que llegue hasta lo más alto de su ambición, que busque dónde es el tope y después entienda que no hay un tope y siga y grite a los vientos : gracias !!!!!
y ahí se lo ve, de vuelta caminando por una cornisa, tal delgada que el vértigo apabulla y tan llena de caramelo que difícilmente pueda bajarse.
Una vez, el desliz de su bufanda hizo que mirara hacia abajo y ¡ay ! Dios !!! que miedo !! que peligro inminente y atractivo, se dejó envolver por la brisa embriagadora que lo llevaba al piso pero cuando ya parecía tocarlo.... manoteó el borde de la cornisa con el borde de sus dedos y ahí se aferró trepando con sus pies alocadamente hasta lograr reanudar el camino.
Lo extraño no era verlo caminar por allí, lo extraño era que parecía no avanzar, como en la peor pesadilla caminar pero siempre estar en el mismo lugar.
Todos lo alentamos y le decimos : Daleee !!! seguíi !!! no mires hacia abajo... da un paso más grande saltá, pero ahí está Hugo, dudando y perdido en su confianza que a su vez ella también se perdió dentro de él.
El invierno termina, nuevamente, los árboles lanzan como fuegos artificiales sus mejores capullos verdes, inundando las calles de olor y color pero algo no cambia.
La imagen de Hugo que sigue espectante y nos genera a todos tanta, tanta intriga... a donde es capaz de ir realmente?
La idiotez del mundo a veces nos hace pensar que hay un sólo camino para seguir : el que ya está trazado, pero yo, admiro a Hugo, aunque parece que no avance está abriendo un nuevo trazado. yo admiro su coraje, yo admiro su valentía. Después de todo, quién sabe realmente hacia dónde vamos?
Sin embargo, el salto de estación revuela también los sentidos... uno vuelve a pensar y a mirar por la ventana , en éste caso de mi pieza, como año tras año se visten y desvisten los árboles de increíbles hojas, hasta que llega un momento que de tanto verdor ya no se puede descubrir la palmera que estaba detrás de uno de ellos, y que en invierno la contemplo a la perfección.
Ahora aparece en escena : Hugo, quien convencido que la vida lo colmó de talentos salió empujando desde niño a los de la fila de adelante, yendo con certeza pero sin saber donde, a demostrar al mundo todo lo que tenía. pero... que tenía?
al fin y al cabo su pasaje por ésta vida no parece ser distinto a otros... hoy tiene más de 25 menos de 40 y puede observar con un dejo de amargura y otro de incertidumbre que ésos talentos que el tiene sólo se los mostró a los 5 gatos locos de su familia y algún que otro escenario de la vida.
Pero algo había .. algo hay en esa búsqueda incesante que le dice que aún no acabó, que llegue hasta lo más alto de su ambición, que busque dónde es el tope y después entienda que no hay un tope y siga y grite a los vientos : gracias !!!!!
y ahí se lo ve, de vuelta caminando por una cornisa, tal delgada que el vértigo apabulla y tan llena de caramelo que difícilmente pueda bajarse.
Una vez, el desliz de su bufanda hizo que mirara hacia abajo y ¡ay ! Dios !!! que miedo !! que peligro inminente y atractivo, se dejó envolver por la brisa embriagadora que lo llevaba al piso pero cuando ya parecía tocarlo.... manoteó el borde de la cornisa con el borde de sus dedos y ahí se aferró trepando con sus pies alocadamente hasta lograr reanudar el camino.
Lo extraño no era verlo caminar por allí, lo extraño era que parecía no avanzar, como en la peor pesadilla caminar pero siempre estar en el mismo lugar.
Todos lo alentamos y le decimos : Daleee !!! seguíi !!! no mires hacia abajo... da un paso más grande saltá, pero ahí está Hugo, dudando y perdido en su confianza que a su vez ella también se perdió dentro de él.
El invierno termina, nuevamente, los árboles lanzan como fuegos artificiales sus mejores capullos verdes, inundando las calles de olor y color pero algo no cambia.
La imagen de Hugo que sigue espectante y nos genera a todos tanta, tanta intriga... a donde es capaz de ir realmente?
La idiotez del mundo a veces nos hace pensar que hay un sólo camino para seguir : el que ya está trazado, pero yo, admiro a Hugo, aunque parece que no avance está abriendo un nuevo trazado. yo admiro su coraje, yo admiro su valentía. Después de todo, quién sabe realmente hacia dónde vamos?
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