jueves, 15 de agosto de 2013

Niño...




Dedicado a todos mis amigos que aún tienen ganas de vivir con la espontaneidad y la 

frescura de la niñez ! Un abrazo enorme !!Gracias por ser parte de mi vida.

Niño porque guardas silencio, si el regocijo de tu alma por la vida se percibe en tu mirada? 
Niño porque no saltas y corres, si tu espíritu desea con desenfreno sentir el viento sobre tu rostro, acariciando todo tu ser?
Niño porque no cantas, si la melodía se escucha en tus labios?
Niño porque no abrazas si tus brazos se estremecen ante quien amas?
Niño,....porque te escondes en ese cuerpo lleno de ataduras, que no son más que los años?
Niño, ...porque no despiertas al adulto en el que vives?
El mundo te necesita, la vida te espera !!


lunes, 29 de julio de 2013

Desconfío....

No se porque ,imaginé, que estábamos unidos y me sentí mejor......
Así dice éste viejo blues de Pappo, soplando al corazón un desánimo y al mismo tiempo recordando que de carne somos,  que con sólo un abanico de imágenes, o fantasías, el sudor de la piel puede transformarse en un huracán emocional, y llevarnos a perder la cordura...
pero estamos solos( pero aquí estoy, tan solo en la vida....) nacimos y moriremos solos, entonces esa pregunta otra vez: ...el amor..  cubre el vacío?
Una y otra vez intentando descifrar esa romántica idea sobre el amor, sobre la eternidad y perpetuidad del mismo, la de completarse con una media naranja" esa persona para siempre, esa lealtad y devoción absoluta culturalmente instaurada que nos hace sentir parte de una fábrica, igualando modelos y lanzandolos al mercado de la vida como únicos, indestructibles y totalmente satisfactorios.
Un amor que, así como lo imaginamos parece ser que sólo es factible en propagandas o películas, la vida nos sacude, la vida nos muestra otra cara, los días nos regalan la rutina,y a veces solo a veces la rutina nos regala la abulia, otras veces de la abulia renacemos al amor, pero distinto, con mas fuerza, con mas sentido. Sin embargo a veces lanzarnos al vacío, a la aventura de lo desconocido, al viaje, no es un delirio, debería ser un cable a tierra.
Pero preferimos muchas veces quedarnos con la satisfacción de haber logrado pertenecer medianamente a un sistema que en muchos sentidos es perverso y que nos devuelve una fantochada poco fiel a nosotros mismos. Con premios, elogios, títulos, alfombras rojas y más convenciones sociales.
Tiempo de animarse a correr y tomar decisiones que nos lleven más lejos sin culpa, aquella vieja y tan metida palabra en nosotros : culpa. Ya basta, es hora de decirle: Adiós !!
Somos humanos, podemos equivocarnos, podemos fallar pero sobre todo podemos volver a empezar y entonces porque no arriesgar?
Desconfío de todo lo que parece "normal""bueno""últil", hay veces que creo que tomarse el buque en sentido contrario es lo mejor que podemos hacer. Hacia allá, simplemente : ir.

lunes, 22 de julio de 2013

Historia de un durmiente

Es una historia inspirada en los acontecimientos tristes de la privatización de ferrocarriles, no pretende ser una reconstrucción histórica.


Dedicado a todos los hermanos ferroviarios que sufrieron la pérdida de sus trabajos y tuvieron que sentir la desesperanza de no encontrar un nuevo rumbo laboral para continuar con sus vidas normalmente. Personas, algunas con más de 40 años, que no lograban y no lograron jamás insertarse en los empleos. En especial dedico ésta historia a mi padre, a quien hoy puedo recordar cruzando el pasillo de la cocina al patio, con lágrimas en los ojos y la carta de despido en sus manos. Pero que a pesar de ello siguió adelante con sus sueños y no bajó los brazos.


Un día de cielo y brisa que…
(Abril de 2004)

Vientos indigentes, sirenas que con fuerzas atávicas ondularon el mismo cielo simulador de paraísos virtuales…todo en su memoria, todo en su cabeza…
(7:30 hs)
Salió con urgencia de su casa y esbozó una pálida sonrisa como si el sol apenas asomara su mañana, caminó unos cuantos metros y se detuvo a pensar: “ mi lugar en el mundo se disipa”; y no pudo dejar de apurar el paso sobre la vereda vieja y gris, para llegar a la esquina donde esperaría el “15”, pero un colectivo repleto de gente pasó frente a él, salpicando con agua y tierra su camisa blanca,  fue en ese momento, que el recuerdo de su bicicleta diez años atrás revivió los gastados engranajes de su memoria.

(Marzo de 1993)

Se vistió de jeans, camisa a cuadros y en el bolsillo izquierdo  un paquete de cigarrillos Malboro. Recorrió la ruta de costumbre pedaleando con una rítmica casi ritual y se dirigió hacia el foro “El reencuentro”, un lugar en el barrio de las flores para jugar a las bochas, cartas, ajedrez y pasar un buen rato.
Allí se encontraría hoy con sus viejos amigos. Habitualmente, hablaban de  anécdotas graciosas yendo en el tren pagador, contando cuentos, leyendas, cocinando comidas picantes y calientes para sobrevivir los viajes en los crudos inviernos, conversaban sobre viajes interminables que solían emprender en largas aventuras; ese andén que conducía esperanzas, encuentros, en esos parajes donde una estremecida campana los llamaba a vivir el día a día.
Pero algo se estaba gestando, algo cambiaba y un nuevo amanecer hizo brotar la semilla de una angustiante realidad.
       Las paredes de lugar revestían el terrible advenimiento del silencio. Silencio de voces y vías, de chirridos de hierro, de campanas y silbatos, saludos de bienvenidas y de despedidas, besos y lágrimas. Sombras y lunas grises clamaron por el negro terciopelo de tristeza que rompería las pocas esperanzas en esos días.
      Fue al ocaso de un fin de semana, domingo encantado por la danza de olores y sabores, que el tren vislumbró el fin real de su destino.
Para entonces no cabía otra cosa más que murmullos atrofiados en ira y gritos de protesta, las noticias comenzaron a marcar con punzones de acero el corazón de Ferrocarriles y con ellos el alma de quienes latían en sus fibras desde sus comienzos.
    Llegó la noticia, sin barreras, a las provincias de la querida Argentina, ….“Los Ferrocarriles se privatizan… dejarán los trenes de transitar”… y así dejaron de andar vidas y encuentros, no corrieron más por las vías y las estaciones quedaron solitarias. No había remedio ni jarabe, no hubo vuelta atrás. Nacieron pueblos fantasma, incapaces de comunicarse si no era a través del tren.
     Así, visitaron sin ser invitadas, a todos los empleados de ferrocarriles, guarda de trenes, señaleros, cambistas, administrativos, capataces, las líneas oscuras de la incertidumbre futura y la desesperanza. Recibieron abnegadamente los telegramas de despido, o bien llamada, “la rana negra”, que traía consigo ese sabor amargo de carqueja y dejaba de recuerdo una doliente úlcera en el espíritu. ¿Que pasaría con sus proyectos y sus familias, sin dinero para subsistir en el transcurso de una vida poco promisoria?
Era una guerra sin batallas ni soldados, una guerra perdida antes de comenzar, un entierro de esperanzas alucinadas en el sosiego de la muerte. Flores marchitas, letanías fúnebres cubrieron hogares y corazones…sólo quedaba la nada…y el letargo del todo.
      Julio, entonces, miró a Juan y a Antonio, estrecharon sus manos, acompañándose y tratando de darse fuerza mutuamente. Una inquietante sinfonía de sentimientos afloraba como calentura de una noche llena de alcohol y mujeres.
      Pero Julio no dejaba de pensar que había pasado los momentos más plenos allí, entre las vías, los pluviómetros, la gente. Era un viajero sin descanso en la biología mundana, un jinete voraz y en los vagones de sus emociones, era un carguero de vida y pasión. Julio amaba su trabajo como ninguno.
     El gran reloj colgado en la pared de la estación dejó de correr sus agujas. Aquél gran y acogedor lugar sólo quedó habitado por oscuridad, espíritus deslizándose entre los rieles y las columnas, y algún que otro insecto, indiferente por lo acontecido.



¿Escucharon cuando el tren lloró?
(Abril de 2004)

     En la esquina, extraviado y mirando un punto fijo, recuerda Julio aquellas épocas. Comenzaron las huelgas, los diarios día a día transmitían las noticias, fueron dejando de funcionar los trenes poco a poco, en las ruinas de una ilusión truncada. Ferrocarriles se durmió cerrando puertas, una tras otra, como en una pesadilla donde las acciones se repiten incesantemente y nunca pueden llegar a buen fin; grita fuerte sin ser oído; corre desesperadamente pero no avanza…así es que los trenes, fueron también cerrando sus sueños. Julio se rasca la barbilla y mueve su cuello, como aflojando contracturas.

(Septiembre de 1994)

    Mientras continuaban reunidos en el foro, Julio tomó su cabeza entre las manos y divagando entre recuerdos, se vio conduciendo con esfuerzo la bicicleta de vías por el mapa de fantasía, que iba trazando. Y así llegó hasta Berta, su madre, quien lo esperaba como todos los domingos en el pueblo de la Caridad con tortas fritas aún tibias y sabrosos mates amargos y espumosos; hasta allí llegó y descansó. Los rieles lo guiaron nuevamente al abrazo maternal tan ansiado.
En tanto, Antonio y Juan fruncieron el ceño, bajaron la cabeza y lloraron, tantas lágrimas lloraron que vaciaron de ilusiones sus miradas.
 En ese momento Julio, escabullido en su memoria, comenzó a reír. Reía y reía tanto que también creyó ver sonreír la casa de su madre y a su perra Dolita moviendo la cola. Al borde de la locura una anécdota graciosa se escurrió entre los vericuetos de su cabeza con pocos pelos despeinados. Una carcajada estalló en su sonrisa inquietante, el momento cobró súbita vida, e instantes imborrables lo llenaron por un minuto de alegría. Antonio y Juan lo miraron atónitos. No es que Julio quisiera olvidar la mala pasada, si no que el vaivén de emociones decidió el rumbo de sus pensamientos y tal vez la realidad hizo (como tantas veces lo hace) que Julio paseara en sollozos constantes sin darle tregua y entonces corrió buscando en un laberinto interminable una salida, donde casi por descuido, aparecieron éstos recuerdos que renuevan la sangre, cambian la tristeza y dan por un segundo una caricia al alma.
       Están en el foro, los tres angustiados, conversando palabras que ilusamente puedan revelar una posibilidad de que Ferrocarriles no se privatice y ellos no se queden sin trabajo.
      Colgado en una de las paredes, un cuadro, con las palabras de Don Faustino Sarmiento, el 16 de mayo de 1870 al recibir la noticia de la llegada del primer tren a Córdoba: - Celebremos el acontecimiento más grande de la época. El ferrocarril recién inaugurado será el resorte principal de la unión de la República en sus intereses materiales y espirituales -
     Palabras que ellos hubiesen deseado alzar en pancartas por todos lados para que los poderíos las lean, las entiendan y sean conscientes de lo que eso significaba, comprendiendo los beneficios futuros que se aferrarían a los trenes con la evolución, el avance… pero no, todo aquello parecía disolverse. Charlaron largo rato y no apareció nada, ni siquiera la silueta de una anoréxica esperanza, sin embargo ellos seguían como guiados por la inercia, escribiendo cartas, organizando marchas, redactando notas para los diarios. Todo se volvió un espectáculo de danza teatro, entremezclado y confundido el movimiento, a veces innecesario, con el flagrante sentido que escapa del espacio real del artista. Unos pocos espectadores mostraban su presencia por la ocasión de figurar.
Julio está casado, tiene dos hijos y una mujer que también trabaja para el sustento de la familia; Antonio es viudo, su esposa falleció de una extraña enfermedad, tiene tres hijos pequeños y nada para ofrecerles sin trabajo; Juan no tiene hijos pero junto a su esposa se hacen cargo de sus padres que están viejos y mañosos, su padre con mal de Alzheimer y su madre con una patología que sintomáticamente se excede en quejas, retos, falta de comprensión y cara larga.
      En el ritmo acelerado de sus corazones se balancea la confusión, intentan respirar alivio, aguardando un viento benévolo que vuele la incertidumbre y traiga seguridad y certeza de futuro.
Antonio, delgado y alto, con aspecto serio pero de humor ingenioso, es capataz de via y obra, sin duda también fiel a su tarea en el hogar, buen padre y madre y hoy en su bolsa de lona para tomar agua sólo tiene gotas de hiel y hastío.
Juan, de buen porte pero figura rellena, se encarga de la taquilla boletera, hombre organizado y entusiasta conversador de los viajeros.
Julio, maquinista, amaba pasear sintiendo el viento en su cara al asomarse por la ventanilla y dejar sus pensamientos a expensas de su bohemia. Para Julio es más que su trabajo, se siente condenado y sentenciado al martirio, su tristeza puede convertirse en locura, puede hamacarse en los polos de emociones y no detenerse jamás, seguir, seguir y seguir… aunque Isabel, su esposa, no lo permitiría. Ella conducirá para Julio una locomotora de tranquilidad guiada por los señaleros de paz.
     Pero la inseguridad y la duda habitan aquellos días y los llenan de hostilidad, las miradas escapan en destellos de miseria y bronca, otras no miran… sí, de esas, hay muchas.
Los tiempos se han vuelto crueles, despiadados y parece no acabarse.
Una inesperada mañana
                                 (Julio de 1995)

En el frío de un amanecer tardío, Julio y Juan reciben un indeseable llamado, con un mensaje escalofriante. Esa madrugada, Antonio entrecortó su aliento con un adiós.
 Lo que ese mensaje decía en realidad, es que él ya no estará paseando por rieles de miedo, no andará buscándose a sí mismo en éste mundo, porque aquí por más que escarbó no se encontró, quedando inerte el 17 de julio, luego de una fulminante búsqueda.
Sus hijos quedaron bajo la guarda temporal de su Tío Miguel y su señora.
Julio y Juan se encontraron, piensan que de esta inexorable mortalidad, algo inmortal como la utopía debe aparecer y salvarlos de la depresión. Necesitan escapar de ese baile ritual en el que se sumergieron sus espíritus y no descansan, dibujando pseudopromesas en tinta penser de plumín, sobre los papeles del dolor. Sentados al borde de una calurosa siesta aguardan los dos amigos, casi pelados de cabellos y de suerte, mirando perdidos en el horizonte y se preguntan: - ¿cuanto más? –
Juan le da una palmada sobre el hombro a Julio como queriendo dar el alivio que el mismo no tiene.
     Julio, soñador, medio poeta errante, toma una hoja de un viejo cuaderno que siempre lo acompaña, y le escribe a sus recuerdos y angustias así:

Aquel ferrocarril
Poseía poesía
porque los durmientes de las vías soñaban
con viajes y caminos sin rumbos certeros,
con pastos, que en vorágine vertían su verdor,
soñaban porque columpiaban, en realidad,
sollozos de una venenosa agonía, visceral hastío en su memoria.
Poseía poesía
Porque los corazones vagabundos encontraban un lugar
Poseía poesía
porque sus ritmos eran estremecimientos en el tiempo,
Poseía poesía
porque una luz incitaba a convertirse en espíritu volátil y viajero.
Poseía poesía
porque era fuerte y poderoso pero manipulable y finalmente débil.
Poseía poesía
en infinitos átomos que habitan la pista gastada
de suelas hirientes y selladas por vidas de hombres y fantasmas
que se saludan sin darse cuenta que se miran.
Poseía poesía
porque la poesía lo poseía a él.

Dedicó éstas palabras como uniendo los retazos y eludiendo un poco el momento. Hizo un bollo con el papel y lo lanzo lejos. Cerró los ojos y volvió a pasear por los andenes, viajó y viajó, paró en el aserradero, más adelante vio hombres cargando con grandes estibas de bolsas de cereales en vagones a la espera de su salida; rodeó nuevamente los pluviómetros, abrazó a los fantasmas y se trepó con su imaginación a una nube para contemplar la estación de ferrocarriles, que estaba llena de gente sonriendo y dando la bienvenida, otros regando el aire con melancolía de despedidas, otros solos y callados. Vio tanto que no quiso bajarse de allí.


Una esquina ….
(Abril de 2004)

Pasaron ya diez años del último encuentro con sus amigos... pasaron diez años, todo empieza a entreverarse, la masa con la levadura a la espera del golpe de calor del horno.
Hoy Julio se encuentra en el extravío de caminos, ha recorrido cada baldosa en busca de empleo, pero nada; intentó descifrar acertijos de las jugarretas del destino y aún sin suerte comprendió que sólo transcurrió algo, el tiempo.
Y ahora se encuentra en ésa esquina implorando que pronto arribe otro colectivo que lo conduzca a esa bendita entrevista de trabajo que esperó largo tiempo y aun con su camisa manchada, no pierde la oportunidad y la esperanza. Está desorientado, son las 7:40 hs y un nubarrón se encaprichó en el cielo y todavía no descarga, esperando la orden del trueno  espera….espera…..espera…
A dos calles de allí, en otra esquina, una cabeza casi calva, de buen porte, con figura rellena, sentado en un banco agarrando su cabeza  la misma situación y con el mismo desazón en el rostro otro hombre espera…si, éste hombre, su gran amigo, también espera.
Vientos indigentes…sirenas que con fuerzas atávicas ondularon el mismo cielo simulador de paraísos virtuales.

                                                                                                            Marina Araoz.

lunes, 18 de marzo de 2013

acerca del miedo.....

Detenerse a pensar es darse cuenta que muchas veces
se habla por miedo al silencio
se calla por miedo a la palabra
se ríe por miedo a la lágrima
se llora por miedo a la risa
se tiene por miedo a la pérdida
 y se pierde por miedo a la tenencia
y se tiene miedo de tener miedo....
en éste ir y venir me cabe pensar que finalmente el miedo no es malo, de hecho es un hacedor de valientes, un serrucho de débiles y un huracán de destino incierto.
es poderoso e inexorable,
sólo aquellas grandes decisiones, nos ocasionaron grandes miedos !
Bar en París, donde la gente deja notas y las pegan en el techo y las paredes
después de todo, detenerse a pensar en el miedo, es darse cuenta que cuanto más cerca nuestro, mejor... porque aprendemos a enfrentarlo y a sabernos vivos y seguir adelante  con la certeza que en la próxima esquina nos saludará victorioso, pero nosotros, nosotros? ya sabremos como vencerlo.

domingo, 17 de marzo de 2013


.... en ésta publicación cito parte de un mail que le mandé a una amiga dónde le cuento la travesía por el Nordeste de Brasil ( desde Maceió a Porto das galinhas)
Las playas bien sûre son soñadas, las palmeras adornando el cálido mar son un marco perfecto, la calidez del agua q invita a permanecer por horas es de película. pero si agudizamos la mirada también allí se siente el peso de la historia, el peso de la esclavitud del racismo, del abuso del hombre sobre el hombre con su enorme y eterna ambición de poder y el mal uso del mismo.
Paramos en Maceió y pasamos año nuevo allí ,la calidez de los brasileros fue increíble , todos reunidos en la playa,(la gran mayoría vestidos de blanco) esperando a los gritos la llegada del nuevo año y todos falando alto ! porque así hablan, parece que estan brigando mais nao !!! es su modo de expresarse ! 
...llegando las 12 todo era euforia, color y música ; de pronto desde el mar, comenzaron fuegos artificiales maravillosos que parecía q te tocaban hasta las fibras más íntimas, la emción de ver el cielo encendido y la gente encendida fue indescriptible; durante media hora fue una verdadera fiesta de colores. yo atiné a decir guauuu  !!!mirar el cielo sin pestañear y dejar escapar unas lágrimas !! fue hermoso !!!
Luego las calles eran música y baile pero como toda gran urbe no faltaba la guardia policial y a la vista los excesos, que hacían a la gente trastabillar en fin....
A los días de eso alquilanos un coche y comenzamos a subir hacia Recife parando en las playas más solitarias que veíamos, pero así también pudimos observar mucho contraste entre la realidad de una gran ciudad como Maceió y la pobreza de los alrededores, no casualmente en los hoteles de lujo, en los programas d tv y en las propagandas ,el perfil de brasileño q mostraban era: blanco, rubio o en su máxima amplitud: moreno ja ! casi no se muestran negros
En las novelas que se ven y que tb en Arg. hemos consumido son todos rubios, pero cuando te alejás un poco ves que el hombre negro existe y cómo..!!!está, es parte de su idiosincracia, pero no es claramente el de mayor adquisición o riqueza, la raza negra es parte de su realidad, de su historia que pareciera quererse tapar ocultar, aún no lo se bien, pero es muy extraña la sensación de ver éso, de sentir que implícita o explicitamente los negros están para los trabajos más denigrados.Tb hay excepciones no?
Paramos en un momento en un lugar llamado "Porto das galinhas" intrigada por la decoración y el nombre del lugar me metí en la wiki
Según la historia el pueblo se llamaba Porto Rico (puerto rico), hasta que el 1850 se convirtió en un paraje donde se desembarcaban y comerciaban esclavos para trabajar en las plantaciones de caña de azucar, dado que en esa época ya vigoraba la prohibición del tráfico de esclavos desde África, para evadir la fiscalización de esa ilegal transacción, los esclavos eran transportados juntos con gallinas de guinea y la contraseña creada por los traficantes era : tem galinha nova no porto ("hay gallinas nuevas en el puerto"),de allí la origen del nombre actual. y entonces me di cuenta del racismo profundo subyacente en cada costa, en cada lugar .... quedé sorprendida y a la vez interesada por su historia y un tanto triste...


Aún así la magia de vivir nas praias sintiendo la arena en los pies y la brisa del mar sobre el rostro me embriagaron de tal modo que decidí entregarme al disfrute y como dijiste vos : """"Relajar"""" jajajaja, 
 cabe encontes la mención de notar que cada lugar carga una historia para contar descubrir y conocer... en fin... resumo:

 
VIAJANDO UNO CRECE, SE ENAMORA, SE ABRUMA, SE PIERDE, SE ENLOQUECE, SE EMOCIONA, SE COMUNICA, SE CALLA INMERSO EN UN SILENCIO PLENO DE ESPIRITU, VIAJANDO UNO CONOCE LA PROPIA ESENCIA DE FORMAR PARTE DE UN TODO, DE UN SOLO MUNDO, Y PARA TODOS.