domingo, 16 de marzo de 2014

Encantando

Y tantas veces ciega ella le confesó su amor
 más el en su egocentrismo nunca respondió
se entregó a sus brazos soñando pasión
 el devolvió besos como a un santo, la devoción

Su cielo naranja, rojo destiñó
desgarró su alma, y sin piedad sangró
pero como no amaría aquella ilusión?
Si ella se sentía cielo, y a él lo sentía el sol

Y una vez mas sin fuerzas al cielo rogó
mirando a la luna y pidiendo por favor
que acune sus sueños, que calme el dolor
para que algún día él, escuche su cancíón.
Ella era el cielo, el era su sol

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