Y un millón de instantes para respirarlos y exhalarlos con frenesí de apasionado mediodia en la cocina de la abuela.
Como si con mirarnos al espejo no alcanzara, amarrarnos los dolores un poco en la garganta, un poco en las rodillas, un poco más en la espalda y una buena cuota en la pancita, es la sálida económica,.. pero no a largo plazo,
son cuotas de sufrimiento sin sentido y vidriosas miradas sin sueños.
levantar un brazo, y después el otro, sacudir la cabeza con musica de acordeón y sonreir bobamente al ritmo de un balanceo de guitarras amanecidas.